Sociedad
taina (modo de producción primitivo).
Los
taínos desarrollaron una cultura basada fundamentalmente en la
producción agrícola que les permitió incrementar una apreciable
actividad artesanal de objetos utilitarios, tales como vasijas y
otros recipientes de barro y de madera, hachas de piedra bien
pulimentadas, objetos de cestería de fibras vegetales y tejidos de
algodón que eran decorados con tintes extraídos de la jagua y de la
bija, con los cuales, también se pintaban sus cuerpos en ocasiones
especiales.
La
recolección de algunos frutos silvestres, la pesca y la caza
marginal complementaban la alimentación del pueblo taíno, empleando
en tales actividades
instrumentos y técnicas que junto al uso práctico y medicinal dado
a ciertas plantas, denotan su profundo conocimiento del medio
ambiente natural.
Actividades
productivas
La
caza
Para
la caza de las aves y otros animales, tales como quemíes, curíes,
hutías, iguanas, caimanes, etc. utilizaron al igual que para la
pesa, el arco y la flecha, en cuyo uso eran muy diestros los indios.
En
el caso de las hutías y demás roedores, acostumbraban incendiar las
sabanas, acorralando a los animales, para cazarlos en un lugar
indicado o simplemente recogerlos quemados luego
de el incendio.
La
pesca
La
pesca fue una práctica común de los taínos, motivo para que sus
poblados se formaran preferentemente a orillas de mares,
ríos y donde abundaban los manglares. Esa
actividad, complementaria de su dieta, era realizada con arcos y
flechas, anzuelos hechos de hueso o de concha de tortuga, y grandes
redes de algodón que sumergían con pesas de piedra.
En
la pesca marina usaron el pez guaicano,
el cual sujetaban por una cuerda y soltaban de nuevo al mar para
capturar otras presas de mayor tamaño a las cuales este pez se
adhería fuertemente.
La
vivienda
Los
poblados taínos eran llamados
yucayeques
y sus unidades habitacionales fueron los bohíos
y caneyes,
fabricados de postes de madera que enterraban en el suelo y de cañas
sujetadas por bejucos
con techos de hojas de palma o paja, dejando en lo alto un
respiradero recubierto por un caballete, para la salida del aire y
del humo de las brasas que siempre mantenían dentro de las casas. Un
solo bohío podía albergar a varias familias, ya que era frecuente
entre los taínos que las hijas casadas vivieran en las casas de sus
padres.
Publicado por: Rocío Vásquez.
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